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Modelo de comunicación actual

16 años > Lengua y Literatura > Evaluar y producir géneros discursivos

1- Contextualización

Seguramente has estudiado alguna vez el modelo clásico de comunicación, que identifica emisor, mensaje, canal, receptor, código y contexto. Acá lo puedes observar:

 

 

 

Elementos principales del modelo clásico:

– Emisor: Es quien inicia el proceso de comunicación y envía el mensaje. Por ende, codifica el mensaje, es decir, utiliza un código para producir el mensaje. Se denomina emisor, puesto que emite (dice) un mensaje, que puede ser escrito u oral; en algunos casos puede ser mediante gestos, ya que, ellos también permiten comunicarse y algunos son universales como, por ejemplo, taparse la boca con el dedo índice para solicitar silencio. 

– Receptor: Es quien recibe la información que envía el receptor, se encarga de comprender el mensaje, es decir, decodificarlo y ejecutar lo que se le indica. Como, por ejemplo, moverse o responder. Pero si responde el mensaje cambia su rol y pasa a convertirse en emisor. 

– Mensaje: Es la información que envía el emisor al receptor, puede ser oral o escrita. Puede utilizar varios medios de transmisión, pues puede ser un WhatsApp, una publicación en Instagram o una conversación.  

– Canal: Es el medio físico que se utiliza para transmitir el mensaje, si es oral el canal pueden ser las ondas sonoras que viajan por el aire, si es escrito puede ser una carta. 

– Contexto o referente: Corresponde al lugar en que se produce la transmisión del mensaje. Si el emisor y el receptor se encuentran en diferentes lugares se considera como contexto donde está el emisor. Un ejemplo es, si el emisor está en su habitación y el receptor está en un bus, el contexto sería la habitación del emisor, ya que es él quien envía el mensaje. 

– Código: Es el idioma o lenguaje utilizado para enviar el mensaje, cuando se dice lenguaje es porque puede ser un gesto o un modo de expresión creado por un grupo de personas. 

Este esquema, si bien ha sido fundamental, desde hace un tiempo no se considera suficiente, pues es demasiado simple. Su insuficiencia radica en no considerar la complejidad de los recursos lingüísticos y no lingüísticos que influyen en la interpretación y recepción de los mensajes, lo que puede explicar que, en ocasiones, mediante poca información explícita comprendamos mensajes profundos y que, en otras tantas, se provoquen errores en la comunicación.

En la actualidad, sabemos que la comunicación va más allá de la mera transmisión de información. La diversidad de canales, la multiplicidad de voces y la integración de elementos no lingüísticos requieren una comprensión más profunda. El modelo clásico no aborda adecuadamente la complejidad de cómo el lenguaje y otros recursos moldean el significado, llevándonos a la necesidad de un enfoque más completo que revisaremos en esta ocasión.
 

2- Recursos lingüísticos y no lingüísticos: ¿qué son?

 

2.1- Recursos lingüísticos

Los recursos lingüísticos se refieren a todas las herramientas y elementos del lenguaje que se utilizan en el proceso de comunicación humana. Estos incluyen, pero no se limitan a, las palabras, las estructuras gramaticales, las expresiones idiomáticas, los modismos, la elección de vocabulario, la sintaxis y la puntuación. Los recursos lingüísticos permiten a los hablantes expresar sus ideas, transmitir información, influir en la percepción de los demás y establecer conexiones significativas. Además, aspectos como el tono, la entonación y el ritmo también forman parte de los recursos lingüísticos, ya que contribuyen a la carga emocional y al matiz del discurso.

En el estudio de la comunicación humana, el análisis de los recursos lingüísticos es esencial para comprender cómo las palabras y las estructuras del lenguaje contribuyen a la creación de significado, cómo se pueden utilizar para persuadir o informar, y cómo afectan la interpretación del mensaje por parte de la audiencia.

 

2.2- Recursos no lingüísticos

Por otro lado, los recursos no lingüísticos se refieren a todos los elementos de la comunicación que no son expresados a través del lenguaje verbal. Estos incluyen aspectos visuales, auditivos y gestuales que complementan, amplifican o modifican el significado de un mensaje. Ejemplos de recursos no lingüísticos incluyen expresiones faciales, gestos, posturas corporales, el uso del espacio, colores, imágenes, sonidos, música, entre otros.

Estos recursos desempeñan un papel crucial en la comunicación, ya que pueden añadir capas de significado, reforzar o contradecir el mensaje verbal, y transmitir emociones o intenciones de manera más impactante que las palabras solas. En el estudio de la comunicación, analizar los recursos no lingüísticos es esencial para comprender cómo la comunicación humana se extiende más allá de las palabras y cómo diversos elementos sensoriales contribuyen a la creación de una experiencia comunicativa completa.

2.3- Ejemplo

Imagina que María está entrevistando a Juan para un puesto de trabajo en una empresa. Durante la entrevista, se pueden identificar varios recursos lingüísticos y no lingüísticos que influyen en la comunicación:

Recursos lingüísticos:

María utiliza un lenguaje profesional y específico relacionado con el trabajo. Además, utiliza un lenguaje inclusivo, evitando sesgos de género en sus preguntas y comentarios. Opta por emplear tanto preguntas abiertas para obtener respuestas detalladas como preguntas cerradas para obtener información específica.

Recursos no lingüísticos:

Juan sonríe para mostrar confianza y entusiasmo durante la entrevista. Mantiene una postura erguida y abierta, demostrando interés y seguridad. Modula su tono de voz para expresar entusiasmo y confianza en sus respuestas. Utiliza gestos para enfatizar sus respuestas y transmitir su compromiso con la empresa.
María utiliza gráficos y presentaciones visuales para ilustrar aspectos del trabajo y la empresa.

La expresión facial y la postura de Juan son coherentes con sus respuestas verbales, reforzando su sinceridad y entusiasmo.
Los gráficos y presentaciones visuales de María complementan la información verbal, facilitando la comprensión y retención de detalles importantes.

Esta situación comunicativa ilustra cómo tanto los recursos lingüísticos como los no lingüísticos trabajan en conjunto para facilitar una comunicación efectiva en el contexto de una entrevista de trabajo. La combinación adecuada de estos recursos contribuye a una interacción más completa y comprensible entre los participantes.

3- Elementos clave para una comunicación efectiva

Los lingüistas Wilson y Sperber han detallado una serie de elementos que en la actualidad se consideran fundamentales para lograr una comunicación efectiva, esto es, reconocer no exclusivamente el significado literal de los enunciados, sino que también la intención comunicativa contenida en ellos. Asumimos que los seres humanos seguimos una pauta de comportamiento al comunicarnos con los demás, como en las conversaciones, lo que nos hace capaces de comunicar y comprender información adicional a la que transmiten los enunciados por sí solos. 

Esto se ha materializado en un principio básico de la comunicación llamado Principio de cooperación, y consiste en que, mientras los participantes de una conversación asuman que los demás están participando de acuerdo a este principio, la comunicación será llevada a cabo de manera continua, sin necesidad alguna de realizar aclaraciones, correcciones o caer en malos entendidos.

3.1- Creencias

Las creencias son las convicciones que tenemos acerca de lo que es verdadero o falso. En comunicación, la creencia distingue entre decir algo falso por error y decir una mentira de manera consciente.

Ejemplo: Si Marta dice "Creo que el evento es mañana", y realmente cree que es así, está expresando una creencia. Pero si dice lo mismo sabiendo que es hoy, está mintiendo.

 

3.2- Intenciones del hablante

Las intenciones son los propósitos detrás de nuestras palabras al comunicarnos. Reconocerlas nos permite diferenciar, por ejemplo, entre decir algo falso como parte de una broma o una exageración y afirmar algo con la intención de cumplirlo. Revisaremos en profundidad este elemento en el siguiente apartado.

Ejemplo: Un enunciado falso, como “ella telefonea a su madre cada vez que tú dices ¡bu!”, es una mentira si es que el hablante tiene la intención de que el oyente crea que él lo cree, y es un uso figurativo del lenguaje si tiene la intención de que el oyente entienda que es una exageración o hipérbole. 

De la misma forma, decir “Juanito llegará mañana” constituye una promesa si el hablante tiene la intención de garantizar que será verdad, y constituye una predicción si solo tiene la intención de mostrar su propia creencia

3.3- Presuposiciones

Son las suposiciones subyacentes que hacemos al comunicarnos, las ideas que damos por sentado sin expresarlas directamente. Estas afectan el significado de nuestras afirmaciones.

Ejemplo: Al decir "Los estudiantes se quejaron de que el profesor llegó tarde a clases", presuponemos que es cierto que el profesor llegó tarde, sin haber hecho mención de ello previamente.

3.4- Plan de acción

El plan de acción es la estrategia que seguimos al comunicarnos para lograr un objetivo específico. Este incluye cómo organizamos nuestras palabras, considerando nuestras creencias sobre la audiencia y el entorno. Para configurar el plan de acción, los hablantes pueden seleccionar diversos recursos lingüísticos y no lingüísticos que les ayuden a lograr su propósito comunicativo.

Ejemplo: Si Carlos quiere persuadir a sus padres de que le den permiso para salir, su plan de acción podría incluir destacar las razones por las cuales es seguro y cómo se beneficiarán todos. Cada palabra que elige es parte de su estrategia para lograr su objetivo.

4- Intención comunicativa del hablante

El análisis de la intención comunicativa es esencial porque la comunicación humana va más allá de las palabras. Entender la intención nos permite captar el significado real detrás de un mensaje y, por lo tanto, interpretar de manera más precisa. La intención guía las elecciones de recursos lingüísticos y no lingüísticos del hablante, afectando la forma en que se estructura el mensaje, las palabras que se eligen y cómo se expresan.

Por ejemplo, podríamos poner atención a los siguientes elementos y recursos:

  • Contexto: Prestar atención al contexto general de la comunicación, incluyendo el entorno físico, temporal y social. ¿Dónde y cuándo ocurre la conversación?
  • Tono y expresión facial: Observar el tono de voz y las expresiones faciales del hablante. ¿Suena emocionado, sarcástico, preocupado? ¿Su rostro refleja congruencia con el mensaje?
  • Elección de palabras: Analizar las palabras específicas utilizadas. ¿Hay connotaciones positivas o negativas? ¿Se emplean términos formales o informales?
  • Gestos y postura: Observar gestos y posturas corporales. ¿Hay gestos afirmativos o negativos que acompañen el discurso? ¿La postura indica confianza o reservas?
  • Presuposiciones: Considerar el conocimiento previo sobre la relación entre el hablante y el oyente. ¿Existen antecedentes que puedan influir en la intención?

Imagina una conversación entre dos amigos, María y Juan, que han quedado de encontrarse en un café. María llega tarde, y Juan le pregunta: "¿Tuviste algún problema para llegar?". Analicemos el intercambio aplicando el principio cooperativo:

María (hablante): María tiene la intención comunicativa de disculparse y explicar la razón de su retraso de manera amistosa. Su expresión facial muestra arrepentimiento, y utiliza un tono suave. Ella dice: "Sí, tuve un pequeño problema con el tráfico, ¡pero estoy aquí ahora!" Hace una mueca de disculpa con el rostro y se disculpa nuevamente con un gesto de la mano. María sabe que Juan valora la puntualidad.

Juan (oyente): Juan interpreta que María tiene una razón válida para el retraso y muestra comprensión. Como resultado, en lugar de acusar, Juan pregunta de manera abierta, permitiendo que María explique su situación.
Este ejemplo demuestra cómo entender la intención comunicativa y aplicar el principio cooperativo evita malentendidos. Juan, al adoptar una postura cooperativa, permite que María explique su retraso, promoviendo una comunicación efectiva y comprensión mutua.

 

4.1- Selección de recursos

La intención del hablante, es decir, su objetivo o propósito al comunicar un mensaje, influye de manera directa en las decisiones que toma respecto a cómo expresarse. La elección adecuada de recursos contribuye a la realización exitosa de los objetivos comunicativos planteados por el hablante.

Veamos un ejemplo en el que la selección de recursos no se realiza teniendo en cuenta la intención comunicativa, lo que naturalmente genera algunos problemas en la comunicación:

Ana está liderando una presentación en la empresa sobre un nuevo proyecto. Su intención es entusiasmar al equipo y destacar la importancia de su contribución al éxito del proyecto. Sin embargo, debido a una selección inapropiada de recursos, la comunicación se ve afectada negativamente.

Selección de recursos lingüísticos:

Ana utiliza un lenguaje técnico extremadamente complejo y jerga específica del sector que la mayoría del equipo no comprende plenamente.

Selección de recursos no lingüísticos:

Mientras habla, Ana mantiene una expresión seria y un tono monótono. Además, evita el contacto visual con la audiencia.

Consecuencias en la comunicación:

  • Falta de comprensión: Debido al lenguaje técnico, gran parte del equipo no comprende completamente los detalles del proyecto. Esto genera confusión y desconcierto entre los miembros del equipo.
  • Desconexión emocional: La falta de expresión facial, el tono monótono y la falta de contacto visual hacen que la presentación resulte fría y poco atractiva. La audiencia no se siente conectada emocionalmente con el proyecto.
  • Desmotivación del equipo: La falta de entusiasmo y la presentación poco clara llevan a una disminución del interés y la motivación del equipo. No logran percibir la importancia de su contribución al proyecto.

Solución:

  • Adaptación del lenguaje: Ana debería haber adaptado su lenguaje, utilizando términos más accesibles y explicando conceptos técnicos de manera más sencilla para asegurarse de que todos en la audiencia pudieran seguir la presentación.
  • Expresión emocional: Una expresión facial más positiva, un tono de voz entusiasta y el contacto visual podrían haber creado un ambiente más participativo y motivador.

En este ejemplo, la falta de consideración hacia las necesidades y comprensión de la audiencia resulta en una comunicación ineficaz. La selección inapropiada de recursos lingüísticos y no lingüísticos dificulta la transmisión del mensaje principal y afecta negativamente la conexión emocional y la motivación del equipo. Este caso ilustra la importancia de adaptar la comunicación a la audiencia y los objetivos específicos para lograr una interacción efectiva.

4.2- Impacto del discurso en el oyente

Las características diversas en los oyentes pueden influir significativamente en la interpretación de la comunicación de diversas maneras. 

Algunas de las diferencias que pueden presentarse entre hablante y oyente son:

  • Experiencias y origen cultural: Oyentes con diferentes experiencias y procedencias culturales pueden interpretar un mensaje de manera diferente. Las referencias culturales, modismos y expresiones pueden tener significados distintos según la cultura de cada oyente, lo que lleva a interpretaciones variadas.
  • Niveles de educación y competencia lingüística: Oyentes con diferentes niveles de educación y competencia lingüística pueden interpretar la complejidad del lenguaje de manera diferente. Mientras que algunos pueden captar matices sutiles, otros pueden perder detalles importantes, afectando la comprensión general.
  • Contexto personal y emocional: Las circunstancias personales y emocionales de los oyentes en el momento de recibir el mensaje también pueden influir en la interpretación. Un mensaje puede ser percibido de manera más positiva o negativa dependiendo de la situación emocional individual.

La diversidad de características entre los oyentes releva la importancia de la adaptación en la comunicación. Los comunicadores efectivos (hablantes) consideran la diversidad de su audiencia y ajustan su mensaje para asegurar una comprensión más amplia y evitar malentendidos. La comunicación exitosa implica ser consciente de estas diferencias y cooperar hablantes y oyentes para garantizar una buena comunicación.

Considerando esta perspectiva de la responsabilidad compartida en la comunicación, el oyente también tiene un papel fundamental en la resolución de problemas.  Los oyentes desempeñan un papel crucial al participar de manera proactiva, expresar sus necesidades de comprensión y adaptarse a diversas formas de expresión. La responsabilidad compartida contribuye a una comunicación más efectiva y reduce la posibilidad de malentendidos.
 

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Fecha de publicación: 05/14/2024

Última edición: 06/05/2024

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