1- Contexto
Como ya hemos visto, la ciudad colonial representa uno de los rasgos distintivos de la administración española en América. Esto ya que, considerando la extensión del continente americano, lo diverso de su población, la distancia que separaba a España de sus colonias y el lento ritmo de las comunicaciones, la tarea de administrar todo el territorio fue un gran desafío para la misma Corona.
Es así como, para organizar la administración de sus colonias, dividió el territorio americano en distintas unidades administrativas. Las más importantes fueron los virreinatos y, dentro de estos, estableció las gobernaciones.
2- Estructura de las ciudades
Las ciudades coloniales se construían y se organizaban según el modelo castellano. Esto implicaba el trazado de calles conforme a un trazado perpendicular y en el centro se situaba la Plaza de Armas, donde se encontraban las autoridades locales y religiosas. Las ciudades se pueden dividir en varias categorías: centros de administración, puertos internacionales, puertos regionales, centros mineros, centros indígenas, centros agrícolas, presidios, centros militares de frontera o centros religiosos (misiones), con lo cual se transforma en un espacio de tensión que enfrentó al poder de la Corona con el poder local de las élites criollas, las que, a través del Cabildo, defendieron sus intereses ante las medidas tomadas por la administración colonial.
A continuación, puedes leer esta cita de mediados del siglo XVII de un fraile dominico, en la que se documenta una típica fundación de un asentamiento en América:
“Para esto hicieron primero una planta, porque todos fuesen uniformes en edificar: los primeros dieron lugar a la iglesia mayor o menor, según el número de vecinos. Junto a ella pusieron la casa del padre, delante de la iglesia una plaza muy grande, diferente del cementerio, enfrente la casa del regimiento o concejo, junto a ella la cárcel, y allí cerca el mesón o la casa de la comunidad donde fuesen los forasteros. Todo lo demás del pueblo se dividía por cordel, las calles derechas norte a sur, izquierdas, este a oeste, en forma de cuadras y en esta segunda traza se repartieron los solares conforme a la calidad de los vecinos”. (Ensayo sobre ciudades iberoamericanas (Jorge E. Hardoy)).
La estructura de la ciudad colonial se caracteriza por contar con los siguientes elementos:
– Plaza de Armas:
Consistía en un espacio polvoriento y abierto donde se desarrollaba la vida urbana y se manifestaban las actividades sociales, oficiales y religiosas. En sus laterales se situaban los edificios administrativos u oficiales y la Catedral o iglesia de la villa.
(en la imagen puedes visualizar la Plaza Bolívar de Valencia, Venezuela).
– Catedral:
Este era el edificio más importante de la ciudad colonial, representado por su fastuosidad y siendo el primero en construirse. Se situaba generalmente en la Plaza de Armas, en diversos estilos arquitectónicos: gótico, barroco, renacentista y neoclasicista. El que ves en la imagen es la catedral de Lima.
Actualmente, gran variedad de catedrales construidas durante la época colonial en América son Patrimonio de la Humanidad, dentro de los centros históricos y un gran reclamo turístico de las ciudades hispanoamericanas.
– Cabildo:
Los cabildos eran órganos municipales originales de la edad media española y fueron traídos a América por los conquistadores, las que fueron una de las instituciones más importantes del sistema colonial español, sobre todo en los primeros años de la conquista de América. Constituyeron un eficaz mecanismo de representación de las elites locales frente a la burocracia real.
– Fortificaciones:
Para defender la extensa red de ciudades coloniales, la Corona Española se planteó la necesidad de su fortificación; ya fuese mediante un sistema para toda la ciudad o solo para ciudadelas. La protección de estos complejos urbanos se desarrolló como un sistema defensivo de los puertos comerciales y el litoral, donde eran más propensos a sufrir ataques enemigos. La fortificación de las plazas hispanoamericanas responde a varios motivos: por una parte, la defensa frente a los ataques de los indígenas americanos y, mayormente, por la incidencia de otras potencias europeas que, movidas por su oposición al monopolio del comercio americano de España con sus colonias, llevaron a cabo diversas actividades ilícitas, como el contrabando y la piratería.
3- Las ciudades coloniales más importantes
– Ciudad de México
No hay consenso científico sobre la fecha de la fundación de la ciudad, pero pudo ocurrir a inicios del siglo XIV. Algunos estudios en el periodo de la Nueva España situaron la fundación por los mexicas el 13 de marzo de 1325, en el centro del lago de Texcoco con el nombre de México-Tenochtitlan; convirtiéndose eventualmente en capital del Imperio mexica. El 13 de agosto de 1521, los mexicas fueron derrotados con la toma de la ciudad, a manos de los españoles, acontecimiento que marcó el inicio de la época virreinal.
En 1535 se creó oficialmente el Virreinato de la Nueva España, y se estableció la nueva Ciudad de México encima de la antigua México-Tenochtitlan, reconocida por una cédula real de 1545 como “Muy Noble, Insigne, Muy Leal e Imperial Ciudad de México por Carlos I de España”. En ese momento fue declarada capital del virreinato y funcionó a partir de entonces como centro político, financiero y administrativo de los territorios del Imperio español en Norteamérica, Centroamérica, Asia y Oceanía. El dominio español sobre la ciudad capital llegó a su fin al concluir la guerra de independencia en 1821.
– La Habana
La Habana figura entre las siete primeras villas fundadas en Cuba por el Adelantado Diego Velázquez a principios del siglo XVI; es la capital del país y la mayor entre las ciudades de Las Antillas.
A pesar de haber sido fundada en 1519, no fue hasta el 20 de diciembre del año 1592, que Felipe II confiere a La Habana el título de ciudad, veintinueve años después de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago de Cuba, sede hasta entonces del gobierno de la isla.
– Cuzco
La ciudad del Cuzco está considerada como la ciudad viviente más antigua de América, con una edad aproximada de 3.000 años. El natural desarrollo de la ciudad se vio truncado con la llegada de los españoles, el 15 de noviembre de 1533. En 1536 Manco Inca empezó una guerra contra los invasores, que tuvo su continuación en las rebeliones de Túpac Amaru I y, mucho después Túpac Amaru II, ambos martirizados en la Plaza Mayor.
En los alrededores de la ciudad, la fortaleza de Sacsayhuamán se alza impresionante como la antigua protectora de la gran ciudad del Cuzco; más lejos, el anfiteatro de Kenko, la fortaleza de Pucca Pucara y Tambomachay y, ya en el Valle Sagrado de los Incas, Pisac y su impresionante andenería, Moray, Yucay, Urubamba, Chinchero, Ollantaytambo, donde encontramos la Fortaleza de Ollantaytambo la cual es el comienzo del Qhapaq Ñan (Camino Inca). Por fin, en las alturas, la asombrosa ciudadela de Machu Picchu, Patrimonio Cultural de la Humanidad y una de las Nuevas Maravillas del Mundo.
– Santiago de Chile
Tras haber sido enviado por Francisco Pizarro desde la gobernación de Nueva Castilla y realizar una larga travesía desde Cuzco, el conquistador extremeño Pedro de Valdivia llegó al valle del Mapocho el 13 de diciembre de 1540. Las huestes de Valdivia acamparon junto a las aguas del río, en los faldeos (faldas) del cerro Tupahue y comenzaron lentamente a entablar relaciones con los indios picunches que habitaban la zona, tras lo cual Valdivia convocó a los caciques de la zona a un parlamento donde les explicó su intención de fundar una ciudad en nombre del rey Carlos I de España, que sería la capital de su gobernación de Nueva Extremadura. Estos, viendo la superioridad militar española frente a los incas, habrían aceptado e incluso le habrían recomendado la fundación de la localidad en una pequeña isla ubicada entre dos brazos del río junto a un pequeño cerro llamado Huelén.
El 12 de febrero de 1541, Pedro de Valdivia fundó oficialmente la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura en honor al Apóstol Santiago, santo patrono de España, en las cercanías del cerro Huelén, renombrado «Santa Lucía» por el conquistador. Siguiendo las normas coloniales, Valdivia encomendó el trazado de la nueva ciudad al alarife Pedro de Gamboa, quien diseñó la ciudad en forma de damero: En el centro de la ciudad diseñó una Plaza Mayor, alrededor de la cual se seleccionaron varios solares para la Catedral, la cárcel y la casa del gobernador; en total, se construyeron ocho cuadras de norte a sur y diez de oriente a poniente, y cada solar (un cuarto de cuadra) fue entregado a los colonizadores, que construyeron casas de barro y paja.