1- Introducción
El mundo medieval era esencialmente cristiano, en el que el clero era uno de los grupos privilegiados. La Iglesia contaba con un enorme poder en todos los aspectos de la sociedad: económicos, políticos y culturales.
La sociedad medieval se considera una proyección de la voluntad de Dios, por ello, resulta una tarea extremadamente ardua concebir la Edad Media sin la existencia de la Iglesia.
2- Importancia económica
La Iglesia medieval consolidó su poder económico gracias a:
• Donaciones de dinero o tierras (a cambio de la salvación del alma del donante).
• El cobro del diezmo por el que recibían el 10% de la producción.
3- Importancia política
El papado refuerza su poder frente a los nobles y reyes (intentan imponerse como la autoridad de la cristiandad).
Hubo luchas entre reyes y emperadores por el poder (querellas de las investiduras). Estas querellas era la lucha por el poder que tuvo lugar en el S.XI entre el Papa y el Emperador del Sacro Imperio.
4- Importancia cultural
La Iglesia dirigía la cultura del mundo medieval mediante:
• Traducción de libros en los monasterios.
• Influencia reguladora y civilizadora.
• Importancia de las peregrinaciones (Camino de Santiago).
Camino de Santiago: Ruta de peregrinación que, partiendo de Francia, recorría todo el norte de la Península Ibérica hasta llegar a la catedral de Santiago de Compostela en Galicia.
5- El Clero
En la Edad Media se distinguían dos tipos de clero:
– Secular: Sacerdotes que dirigían las parroquias y vivían entre los laicos.
– Regular: Monjes y frailes de los monasterios.
El monasterio fue el centro cultural de la Edad Media. Funcionaba como un gran feudo, con tierras y vasallos a su cargo. La orden más importante era la de los benedictinos.
En el aspecto religioso, la Edad Media es también la época de las Cruzadas.
Cruzadas: guerras promovidas por el papado para conquistar la Tierra Santa a los musulmanes.
La causa principal de las cruzadas fue la aparición en Oriente de los turcos selyúcidas, quienes destruyeron el imperio árabe de Bagdad, atacaron el imperio bizantino y se tomaron el Asia menor, amenazando Constantinopla.
A estas expediciones militares se unían muchos caballeros, nobles y reyes europeos que acudían con sus ejércitos. Desde 1095 hasta 1270 tuvieron lugar ocho cruzadas que acabaron fracasando.
– Primera cruzada: se realizó en el siglo XI por autorización del Papa Urbano II. Tuvo como resultado la conquista de Jerusalén y la creación de un reino francés en Palestina.
– Segunda cruzada: Fue organizada para auxiliar a los franceses de Palestina.
– Tercera cruzada: Surgió como consecuencia de la toma de Jerusalén por el sultán egipcio Saladino.
– Cuarta cruzada: dio como resultado la toma de Constantinopla, la destrucción del imperio griego y la creación de un imperio latino.
– Quinta cruzada: no tuvo resultados concretos.
– Sexta cruzada: el jefe de la expedición negoció con los musulmanes para que los peregrinos pudieran visitar Jerusalén.
– Séptima cruzada: tuvo como objetivo Egipto, pero los peregrinos sucumbieron ante la crecida del Nilo, epidemias y ataques musulmanes y debieron rendirse.
– Octava cruzada: fue llamada cruzada de Túnez y terminó con la muerte de Luis de Francia (San Luis), víctima de la peste.
Sin embargo, en el aspecto comercial y de contacto entre los pueblos, las cruzadas contribuyeron a desarrollar el comercio entre Oriente y Occidente.
La Iglesia recibió por donación o legado extensas tierras que estaban sujetas a las obligaciones feudales. Los obispos y abades, al mismo tiempo de ser ministros de la Iglesia, se convirtieron en vasallos de los reyes y en grandes señores.
Cuando moría un vasallo laico sin herederos, la administración del feudo volvía a manos del señor. En cambio, los feudos de la Iglesia no pertenecían a un obispo o abad en particular. Por eso, cuando moría un obispo, el contrato feudal no era alterado y la Iglesia conservaba la tierra. De esta manera, las posesiones de la Iglesia aumentaron cada vez más y finalmente la tercera parte de la propiedad agrícola en la Europa occidental y central perteneció a la Iglesia.
Durante la Edad Media la Iglesia se esforzó por suavizar las costumbres, suprimir los espantos de la guerra e imponer el ideal cristiano de la paz. Por medio de la Tregua de Dios la Iglesia logró limitar las acciones bélicas a ciertos días de la semana, quedando prohibida el uso de la espada en los días consagrados especialmente a Dios.
La Iglesia mantenía sus propios tribunales con el fin de proteger a los débiles y desamparados y de castigar a los que violaban los mandamientos religiosos y eclesiásticos. Administraba justicia según el Derecho Canónigo, el derecho de la Iglesia, una recopilación basada en las Sagradas Escrituras, los escritos de los Santos Padres, las resoluciones de los Concilios y los decretos de los Papas.
El peor crimen y pecado era la herejía, la creencia en errores que, por ser contrarios al dogma, habían sido condenados por la Iglesia. La herejía era un crimen contra Dios y la sociedad. El herético se colocaba al margen de la sociedad religiosa y de la sociedad civil y era castigado por ambas. Para perseguir y castigar a los herejes, la Iglesia estableció los tribunales de la Inquisición.