Introducción:
Partiremos haciendo una pregunta que nos pueden orientar: ¿Cómo es que llegamos a conocer lo que conocemos?
Puede que resulte ser una pregunta bastante compleja y difícil de responder de buenas a primeras. Quizás nos lleve toda la vida tratar de encontrar alguna respuesta que esté a la altura de ésta misma.
Lo más objetivo, sería consultar a varias personas de diferentes áreas del saber, o recurrir a internet para extraer información y aprender un poco más sobre las cosas que nos inquietan. Pueden existir varias alternativas que nos permitan conocer sobre aquello que buscamos saber. Pero, aun así, ¿cómo es que logramos adquirir conocimientos a lo largo de nuestra vida?, ¿qué factores inciden en nuestro aprendizaje?, ¿se trata solo de asistir a la escuela para llegar conocer?, ¿cuándo es que en el hombre despierta el interés por conocer?, ¿se puede medir lo que podemos llegar a conocer?, ¿cuándo comienza y termina el proceso de conocer?, ¿qué es lo que llegamos a conocer en realidad?
Como ves, son variadas las interrogantes que surgen en torno a este concepto tan crucial para el ser humano. Así pues, ha sido éste mismo el que sea preocupado de encontrar alguna respuesta sobre qué es esta condición que lo predispuso a la adquisición de saberes desde tiempos muy antiguos. Si bien es cierto que hoy, la ciencia, la tecnología han avanzado significativamente brindándole la oportunidad de ampliar sus conocimientos, no es menor reconocer que en varias instancias, el propio ser humano no sabe qué hacer con toda la información que dispone. Esto nos rememora lo que decía Sartre, el filósofo existencialista francés, respecto de la libertad: el hombre es un ser condenado a la libertad, pero no sabe qué hacer con ella.
En el tiempo de los primeros filósofos griegos del siglo VII a.C., la preocupación por conocer era algo fundamental, de hecho, se pasó gran parte de su vida intentando responder sobre cuál era el principio de las cosas y cómo es que podemos conocer la verdad sobre éstas mismas, por ende, esta interrogante se transformó en un problema: Conocer, saber. Ahora bien, lo más objetivo es comenzar por saber cuál es el origen del vocablo conocimiento. Veamos de que se trata.
1- Significado del concepto
Como lo habíamos descrito más arriba, conocimiento es una palabra compleja. Por ella debe entenderse la acción y el efecto de conocer. Pero ¿qué significa esto? Normalmente se entiende como la información que obtiene un sujeto de la realidad, bien sea por experiencia propia, por observación o por comprensión teórica o práctica de ésta misma.
Desde la etimología (estudio del origen de las palabras) la palabra conocimiento debemos buscarla en los términos griegos “cognocere” y “gnosis”, y a su vez en el latín “cognocére” que significa conocimiento. En el sánscrito (lengua clásica de la india) existe el término “jna” que significa conocer, y que pudo derivar en el gno griego y latino. En relación a este último alcance, durante el siglo II y III de nuestro tiempo surgió un grupo de cristianos que decían tener el conocimiento; la iglesia católica les llamó gnósticos (los que conocen).
De modo que no hay una definición única de conocimiento, el cual fue abordado por diferentes escuelas filosóficas. Para algunas significa la inteligencia, el entendimiento o la razón (logos). Para otras significa la máxima meta humana. Sin embargo, podemos decir que el conocimiento es la aprehensión (adueñarse) de la cosa conocida, bien sea real o abstracta. Un ejemplo sería la expresión: conozco a esa persona, conozco como funciona ese teléfono, conozco a todos los que integran mi familia.
No obstante, aquí entramos en los diferentes niveles del conocimiento, algunos más profundos, otros sin mayores implicancias racionales. Uno por lo general dice conocer sólo porque tiene algunos datos superficiales. Cuando digo que conozco a esa persona realmente estoy diciendo que sé su nombre o quizás algo más. Pero esto no significa que la conozca en profundidad, puesto que, a veces, ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos. Diríamos, entonces que el objeto del conocimiento es la aprehensión y comprensión de la realidad.
En rigor, el conocimiento sirve para dar cuenta de la realidad para explicar los diferentes fenómenos que aparecen, tal como sucedió con el hombre griego del siglo VII a.C. El conocimiento es saber sobre algo. Cuando se conoce algo puede generarse un nuevo conocimiento, el mismo que nos puede servir para un aprovechamiento práctico en todas las áreas y que es objeto de estudio por la ciencia, de la cual hablaremos más adelante. De modo que el conocimiento es de utilidad para discernir entre diferentes opciones y alternativas que nos permitirían acercarnos a la verdad.
2- Los filósofos griegos y el origen del conocimiento
Los griegos, a partir de los filósofos de la naturaleza o presocráticos (Tales, Anaximandro y Anaxímenes), marcaron el inicio de la filosofía al independizarla del pensamiento mágico e iniciar una nueva forma de conocer la realidad, en la que el objeto del pensamiento apareció como aquello que realmente es, es decir, en sus cualidades esenciales. Los filósofos, desde Tales hasta Aristóteles, se refirieron al principio de todas las cosas y, de alguna manera, coincidieron en sus principios, sobre todo a las causas materiales; otros se desplazaron a indagar las causas en cuanto a la forma y a la esencia (conjunto de características permanentes que determinan a un ser o una cosa, sin las cuales no sería lo que es) y, aunque no precisaron claramente sus pensamientos, éste sirvió de base para los filósofos posteriores a ellos.
Puede decirse que, a partir de Tales, el conocimiento se trató como gnoseología (parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento humano) y, con Sócrates, Platón y Aristóteles, comenzaron las reflexiones que derivarán en la epistemología (estudio del conocimiento científico, su naturaleza, posibilidad, alcance y fundamentos). Por ejemplo: Sócrates fue uno de los primeros filósofos que reflexionó acerca del conocimiento desde la ética, en cambio, Platón abordó el conocimiento como problema filosófico; consideró a la episteme (verdadera ciencia) como conocimiento lógico, racional y filosófico y a la doxa (opinión) como conocimiento común y vulgar. Por su parte, Aristóteles diferenció a la filosofía de la ciencia dando origen a una serie de interrogantes tales como: ¿qué es el conocimiento?, ¿sobre qué se fundamenta?, ¿cuál es su forma y su esencia?
Por ejemplo, desde los presocráticos la filosofía se abrió paso desde el pensamiento abstracto (operación mental destinada a aislar cualquier elemento de un objeto y pensar qué es, ignorando otras propiedades del objeto en cuestión), el cual tuvo sus inicios con las primeras reflexiones sobre la naturaleza del mundo físico. Tales, Anaximandro y Anaxímenes empezaron a plantearse explicaciones racionales acerca del origen de la vida y del mundo. Diríamos que fueron los primeros en buscar conocimientos verdaderos sobre la realidad. Los demás presocráticos siguieron la misma línea de investigación: Pitágoras, Parménides, Heráclito, Demócrito. Basta con mencionar que sus ideas fueron transgresoras, enfocadas en la búsqueda de un principio (Arjé), es decir, conocer el cómo, cuándo y el porqué del universo y de la vida.
Durante el siglo V a.C., las explicaciones teóricas de los presocráticos acerca del mundo y de la vida comenzaron a ser analizadas desde otra óptica. El hombre retorna a la ciudad y la reflexión sobre el origen del universo se traslada a un nuevo escenario: "la pregunta" por el hombre; esta nueva dirección se manifestó por lo menos en dos formas:
• La primera, la aparición de los sofistas (sabios, expertos en retórica, que gracias a sus conocimientos podían educar a los más respetables ciudadanos atenienses, previa remuneración por sus servicios), los que introdujeron el relativismo (el hombre es la medida de todas las cosas).
• La segunda, las discusiones, entre Sofistas y Sócrates, en términos éticos (formas de proceder que tiene el individuo) y, a partir de ella, se generaron las reflexione acerca de cómo el hombre puede llegar al conocer y comprender la realidad en la que habita.
A diferencia de los pensadores de las escuelas filosóficas anteriores, con Sócrates y los sofistas se cambió el rumbo de la filosofía concentrándose en la reflexión sobre cuestiones que afectan al hombre (antrophos). No obstante, en lo que respecta al conocimiento siguieron conservando algunos elementos de los filósofos anteriores, al considerar, por ejemplo, que la percepción de los sentidos es la fuente exclusiva del conocimiento.
Ahora bien, puede decirse que, con Platón, la filosofía empezó a desarrollarse como tal y, con Aristóteles, ésta misma empezó a tomar forma lo cual quiere decir que el pensamiento socrático empezó a adquirir rasgos de cientificidad a partir de Platón y llegó a su cúspide con Aristóteles. Platón, junto con Aristóteles, representan la cumbre del pensamiento griego. Platón recuperó parte del pensamiento de Parménides y del pensamiento de Sócrates. De la reflexión de Parménides recuperó la razón y el pensamiento como método para descubrir qué es el ser, la aportación de que el ser y el pensar son lo mismo; de él recuperó, también, la teoría de los dos mundos: el sensible y el inteligible; compartió, asimismo, el pensamiento de Heráclito, sobre todo la idea del cambio constante.
Platón estuvo convencido que el conocimiento puede alcanzarse, pues éste debe ser certero e infalible, además, debe tener como objeto lo que es en verdad real, porque lo que es real tiene que ser fijo, permanente e inmutable, no obstante, lo real lo consideraba como lo ideal; lo cual se opone al mundo físico, por tanto, rechazó el pensamiento de los filósofos que afirmaban que todo conocimiento se deriva de la experiencia.
Por su parte, Aristóteles afirma que el hombre conoce por medio de los sentidos, es decir, todo conocimiento comienza en los sentidos; mediante ellos, el hombre toma contacto con las cosas, no obstante, el conocimiento no se agota en la experiencia; además, pudo distinguir varios niveles o grados de conocimiento, entre estos:
El conocimiento sensible, derivado directamente de la sensación, es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz, desapareciendo con la sensación que lo ha generado. El conocimiento sensible dirá Aristóteles, es propio de los animales inferiores, mientras que en los animales superiores (el hombre, por ejemplo), este conocimiento sensible, al relacionarse con la memoria sensitiva y con la imaginación, da lugar a un tipo de conocimiento más persistente. Este proceso de conocimiento es el que tiene lugar en el hombre y deriva en la experiencia como resultado de la actividad de la memoria. No obstante, aunque este conocimiento no le permite conocer el por qué y las causas de los objetos conocidos, sí le permite saber que existen, que están ahí.
Aristóteles distinguió al hombre de los demás seres vivos por medio del pensamiento y, en esta distinción, privilegió al conocimiento como una cualidad exclusiva del hombre. En este proceso, la sensación fue considerada como el origen del conocimiento, pues el mundo de los sentidos es el único que existe compuesto de materia (cuerpo) y forma (alma), ¿lo recuerdas? En la materia se encuentra la esencia de la cual se origina el conocimiento. Según el estagirita, todas las cosas que conocemos están compuesta de materia y forma; la materia es aquello de lo que está hecha y la forma lo que es. Mientras que la sensación requiere de la presencia del objeto sensible, porque los sentidos sólo captan las formas sensibles de las substancias concretas, es decir, captan lo individual; el pensamiento en cambio, capta la esencia, que es lo que de universal hay en lo particular.
A través de los sentidos se capta la realidad de una sustancia (componente principal de los cuerpos, perceptible a través de los sentidos), posteriormente se construye la imagen sensible que contiene tanto elementos materiales y sensibles de la sustancia como elementos formales. Para Aristóteles, la forma se encuentra en la sustancia y, por tanto, el mundo que vemos, percibimos y experimentamos es el único existente, es decir, es el mundo que experimentamos a diario, del cual forman parte todas las sustancias individuales que se conocen y que son compuestas de materia y forma.
Como podrás ver, a partir del interés de los primeros filósofos por saber cómo los sujetos perciben la realidad y cómo es que llegan al conocimiento de ésta, se dio el vamos a la filosofía y con ella, el interés por conocer sobre el origen del universo y de la vida. Estas primeras reflexiones establecieron las bases para explicar de manera racional, el origen de todo lo que existe; posteriormente surgieron las preocupaciones por saber qué es el conocimiento, sobre qué se fundamenta, cuál es su forma y su esencia y de qué forma afecta al ser humano, sobre lo cual hablaremos en las siguientes clases.