1- El republicanismo
En el marco de la Ilustración y la Revolución Francesa se expresó por primera vez la idea de la República la que buscaba, en primera instancia, generar otro modelo más participativo que la Monarquía Absoluta, la que imperaba durante el siglo XVIII.
Así, los ideales en los cuales se basa el Republicanismo son los siguientes:
– Soberanía popular: Este postulado se conforma a partir de la participación ciudadana de los miembros de una nación, los cuales tendrían derechos para ejercer su soberanía de manera directa, es decir, sin el intermediario de un Rey. Lo anterior incluye la elección de los representantes en forma periódica, establecida por cada nación.
– Igualdad ante la ley: Todos los ciudadanos, en su condición de tal, son iguales y por lo tanto, ningún voto es más valioso que otro y nadie está por sobre la ley, lo que terminaría con los privilegios de sangre que se mantenían frente a las demás personas.
– Una carta fundamental: La Constitución, como base para establecer los derechos y deberes del Estado con los ciudadanos (y viceversa) se transforma en parte importante para mantener la igualdad antes mencionada.
– Separación de los poderes del Estado: Recordando el primer ideal, y enmarcándolo en el contexto de Revolución Francesa, la separación de los poderes del Estado se convierte en algo muy importante para la República. Que una sola persona contenga en sí mismo todas las atribuciones (poder ejecutivo, legislativo y judicial) se constituye como algo que impide una real participación y toma de decisiones a favor de la mayoría ciudadana. Por lo tanto, las funciones ejecutiva, legislativa y judicial del Estado deben ser independientes, para permitir la existencia de controles y equilibrios que limiten las facultades del gobierno.
2- El liberalismo
Dentro del mismo contexto anterior surge el llamado liberalismo, cuyas ideas fueron aplicadas principalmente durante el siglo XIX, en el marco de varias revoluciones que perseguían consolidar los principios de la República.
Se consideran dentro del liberalismo político las siguientes ideas principales:
– Pretenden dejar atrás el pensamiento e influencia de la Iglesia Católica en la política, para dar paso al proceso conocido como secularización, los que impedían los cambios necesarios para dar paso a la modernidad.
– Defienden la igualdad de derechos y oportunidades para la sociedad, generando más participación ciudadana que otras ideas políticas imperantes en esos tiempos.
Para aplicar en las realidades de cada naciente país lo anterior, se tomaron distintas formas de organizar al gobierno y la sociedad. Las dos más destacadas son:
a) El constitucionalismo: Cuya principal idea se basada en limitar y regular los ámbitos del Estado, gobierno y sociedad mediante las leyes, que quedaban plasmadas en la carta fundamental, garantizando los derechos y libertades individuales de cada persona. Para ello, cada constitución cuenta con una organización de la estructura del Estado, define la organización política y establece los derechos y deberes de cada persona. La gran mayoría de los países cuenta con una carta fundamental en nuestros días.
b) El parlamentarismo: En Inglaterra se da origen a la conocida monarquía parlamentaria, que representa una mezcla entre un Rey que representa al Estado y que gobierna con un parlamento, elegido por los ciudadanos. Este sistema incorporó principios del liberalismo en su organización, principalmente la soberanía popular y la división de los poderes del Estado. Este sistema continúa vigente en su país de origen.
Para dar vida a la aplicación del liberalismo en la política, existieron ciertas libertades que debían estar garantizadas en la Constitución, y que, por lo tanto, serían obligatorias como derechos fundamentales reconocidos. En Europa y América, durante el siglo XIX se fomentó la difusión de dichos ideales, siendo el más destacado la libertad individual, en la cual cabía la libertad de pensamiento, de reunión y asociación, de expresión y de prensa, religiosa y de propiedad privada; también, dentro de estos derechos fundamentales, nace con fuerza el abolicionismo o el término de la esclavitud, que era algo permitido en muchos países del mundo. Este último representó un gran avance, pero no sería hasta bien avanzado el siglo XX que se defendería en todo el mundo.
Por otra parte, surge el liberalismo aplicado en la economía a finales del siglo XVIII en Europa, como una manera de oponerse al excesivo intervencionismo del Estado en dicha materia. Su precursor fue Adam Smith, quien en su libro La riqueza de las naciones pone en la palestra los siguientes principios:
– Laissez faire, laissez passim (“dejen hacer, dejen pasar”): esta idea, la base de todas las demás, implicaba la no intervención del Estado en materia económica, ya que dejaba de lado las decisiones personales de cada individuo pensando en el colectivo.
– La búsqueda del bienestar personal: la propiedad privada, el derecho a acumular riquezas personales es central para el liberalismo económico de Smith. Lo anterior se convertía en el factor principal para el mercado en la economía, ya que generaba el movimiento en la oferta y demanda.
– El libre mercado: productores y consumidores deben actuar e interactuar entre ellos, sin ninguna restricción del Estado, para obtener el tan anhelado bienestar económico.
– La acumulación de riquezas: esto viene dado a partir de la competencia que se genera entre los productores, ya que se pueden obtener productos de mejor calidad a bajos precios, según los principios básicos del capitalismo. Lo anterior produce la acumulación de riquezas, nuevamente, sin la intervención del Estado.
Durante el siglo XIX se produce la aplicación del liberalismo económico, lo cual llevó a la interacción y comunicación de distintos países alejados entre sí, los que habían permanecido fuera del mercado por las restricciones del monopolio comercial establecido por el mercantilismo. Por lo tanto, para que la economía funcione de acuerdo con lo anteriormente establecido, los países debieron elegir entre ser productores de materias primas o de manufacturas, acordes a las ventajas comparativas de cada uno. No era necesario producir todos los recursos que necesitaba un país, sino que especializarse en alguno de ellos, lo que les generarían mayores ganancias, y por lo tanto, riquezas.
3- La burguesía
Este grupo social surge durante la Edad Media, y su nombre se debe a que vivían en los burgos o ciudades de aquella época. A partir de este período evolucionó hasta que en el siglo XVIII llegó a constituir un grupo heterogéneo, que incluía a comerciantes, propietarios de negocios, profesionales, médicos, artistas, científicos, entre otros.
A pesar de que algunos tenían gran poder económico, no lograban ocupar cargos políticos de importancia, por lo cual su influencia no lograba consolidarse en aquellos ámbitos de la vida que eran centrales para ellos. Así deciden participar, y con gran influencia, en los procesos revolucionarios del siglo XIX, siendo en algunos casos, pieza clave para la conquista de la independencia en varios países.
Dentro de la sociedad, fueron muy influyentes, ya que, gracias a ellos, se impulsaron muchos de los cambios que conforman la sociedad contemporánea, entre los cuales se puede mencionar: los avances en la tecnología (como impulsores e inversores para el progreso y el avance), la difusión del capitalismo (sistema económico que defendían por ser muy favorable a la propiedad privada) y la modernización de los Estados (aplicando las ideas del Republicanismo y liberalismo político). Sin embargo, existen muchos historiadores quienes responsabilizan a esta clase como impulsora de las desigualdades sociales y pobreza para aquellos que no pudieron enriquecerse, por lo cual existen diversos puntos de vista respecto de las contribuciones de este grupo.